La verdad es que no tenía muy en claro para que me serviría, fue una de esas cosas que compre simplemente porque me gustaron y me daban placer.
Así que me lo llevé de vacaciones, viajamos juntos mi cuaderno, la peque y yo.
Y así el cuaderno empezo a cobrar vida, como esas cosas que te sorprenden cuando menos las esperas.
Al principio recibio pensamientos algo serios, y de apoco fue tomando otras formas.
Lentamente se va llenando de color, y de ideas.
De sensaciones y balances mensuales, de dibujos e impresiones.
De todo lo que tengo en la cabeza.
Ese cuaderno hermoso, se empezó a llamar el Pensadero.
Ese lugar donde puedo volcar lo que tengo en la cabeza, y porque no lo que llevo en el corazón.
Buen Jueves amigos
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